miércoles, 4 de abril de 2012

Sobre la sinécdoque. Nivel 2


Comentario inicial: Este artículo lo escribí hace meses y con mucha emoción lo publico en el blog; le he realizado una pequeña revisión y actualización respecto a su versión original.
Según la "hipersabia" Wikipedia, "La sinécdoque es una licencia retórica mediante la cual se expresa la parte por el todo." Además, en la Enciclopedia mencionada se enlistan todas las implicaciones de la sinécdoque, figura en la que...
  • Una parte de algo es usada para representar el todo.
  • El todo es usado por una parte.
  • La especie es usada por el género.
  • El género es usado por la especie.
  • El material de que algo está hecho es usado por la cosa (1).
 Bueno, bueno, ahora me toca a mí decir un poco.

Por ejemplo, si usamos la palabra gasolina, vocablo que asignamos a un derivado del petróleo que se utiliza como combustible en los vehículos automotores debido a ciertas propiedades, como el número de octanos, que nos garantiza un potencial de explosión; bien, si utilizamos esa palabra para hablar de algo que nos anima o inspira (por ejemplo, una chava que me hiciera imaginar muchas cosas felices o una chamba que me hiciera soñar que seré millonario), entonces hablamos de un tropo: ¡Me eres gasolina, eres mi gasolina! Aunque sabemos perfectamente que una muchacha que huele a gasolina no sería muy atractiva, es decir, hablamos de gasolina en sentido figurado.

Bueno, la sinécdoque es, pues, una "figlit" (habrán de disculparme, pero así les decíamos a las figuras literarias en la secundaria, haciendo referencia a su abreviación de "Fig. Lit."), que resume un concepto o una serie de conceptos en una sola palabra o, por el contrario, que extiende o extrapola una sola palabra a un concepto o conjunto de ideas. Por ejemplo, una expresión conocida en la cultura occidental, que se sabe que fue Jesús quien la dijo, (pero que ya había sido mencionada en la Torah de los judíos), es la siguiente: “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Otra expresión del mismo tipo ésta: en “el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”(2).

La palabra “pan”, es una sinécdoque de el campo semántico “alimentos”; si se me permite hablar como economista, la palabra pan es una sinécdoque de la “canasta básica” de supervivencia de la fuerza laboral. En otras palabras, al pedirle a Dios el “pan de cada día”, le pedimos por nuestro sustento y manutención diarias, no le estamos pidiendo que nos de única y exclusivamente un pan.

Otro ejemplo que se me ocurre es que, si yo tengo un trabajo de planta en el que funjo como profesor, puedo decir que hoy voy “de nuevo a regañar niños”. Obviamente, esa no es la labor de un profesor, pero sí es parte de ella; reducimos, pues, todas las actividades del profesorado a una acción bizarra, pero necesaria del profesor (a). Otro ejemplo es que, si yo antes iba a formarme para pagar el recibo de la luz a una sucursal de “Luz y Fuerza”, puedo reducir todo ese proceso de recaudación tributaria a que voy “a hacerme wey a Luz y Fuerza”, cosa que no guarda un significado literal porque, independientemente de la capacidad cognoscitiva del individuo en cuestión, el mismo ejerce una acción como contribuyente, sale de su casa y se forma para esperar como un sujeto que no tiene nada que hacer, por lo que aquí es claro cómo una parte de todo el proceso es tomada por el todo. (Lo mismo puede aplicar, por ejemplo, para ir a una fiesta en la que no nos divertimos).

Bien, por lo general los mexicanos (o todos los hispanohablantes, soy honesto, no lo sé), utilizamos muchas “figlits”, particularmente la sinécdoque, en nuestras charlas cotidianas (es algo tierno), sin darnos cuenta de que estamos haciendo una obra de arte hermosa con nuestro lenguaje. Por ejemplo, si una persona que ejecuta un instrumento de 6 cuerdas llamado guitarra, puede que nos diga: “voy a rasgar la lira”. Pero es por demás evidente que nos esta diciendo que no sólo va a rasgar rítmicamente las seis cuerdas de una guitarra, sino que también va a presionarlas con la otra mano para que ejerzan sonidos diferentes, va a sostener el instrumento, etc.

Ayer un compañero de clase utilizó una sinécdoque que me gustó mucho; me platicó sobre un problema que tuvo, el cual quería resolver golpeando a su opositor (haciendo uso de la violencia, pues); pero lo dijo de una manera muy chistosa: “sí, le voy a ir a dar sus cocos”. Dicha frase no sólo encierra una sinécdoque, sino también una metáfora; a continuación me explico: Sabemos que un “coco” es metáfora de un golpe, en tanto que un golpe en la cabeza dado por un puño cerrado, es igualado en esencia al golpe de un coco que cae de una palmera y nos golpea en la cabeza. “Darle un coco a alguien” es, pues, darle un golpe en la cabeza. Sin embargo, resumir todo lo que implica una golpiza en “darle sus cocos”, es una sinécdoque preciosa, macabra pero preciosa.

La sinécdoque final que quiero hacer la usaba mucho mi papá; me recuerdo de eso justo ahora que escucho “Smoke on the Water” (Santana en Guitar Heaven), canción que nos salía muy bien juntos (él en la guitarra y yo en la batería). Cuando él nos daba dinero o ganaba dinero, hablaba de una cierta cantidad del mismo como “sus centavos”. Si él se veía en la obligación de darme dinero para comprar mis útiles escolares o ropa, por ejemplo, pues me decía, “al rato te doy tus centavos”. Si él me hubiera dicho que trabajara, me hubiera dicho “para que te ganes tus centavos”, etcétera. Aunque una cantidad de pesos X es exactamente esa cantidad multiplicada por 100, en centavos (100X), sabemos que el contexto de “centavos” en dicha “figlit”, encierra la idea de que no serán más de 100 centavos, de lo contrario utilizaríamos la palabra “peso”. Por ello la sinécdoque consiste en que encerramos una cantidad indefinida de pesos mexicanos a precios corrientes de 2010, en unos cuantos centavos. Sin duda preciosa.

Bueno, el hecho de que la austeridad a veces logre que la última expresión tienda más a ser literal que literaria, sobre todo para el mexicano común o el “estudi-hambre” , como un servidor, no resta belleza y elegancia a una expresión que encierra precisamente un contexto de subdesarrollo de nuestro país, pues antes muchas cosas de la vida cotidiana costaban sólo centavos (nótense, las expresiones monetarias en las películas del cine de oro mexicano, muchas cosas costaban sólo centavos), hasta que la hiperinflación de las últimas décadas y la devaluación del tipo de cambio peso/dólar, provocaron que lo que antes costaba centavos ahora cueste varios pesos (con tres ceros escondidos, claro). Por ello la última figura encierra en una sola palabra toda una historia de incompetencia económica; bueno, quizá estoy utilizando ahora una figura literaria llamada hipérbole, pero eso ya es harina de otro costal.

(1) Se puede consultar el siguiente vínculo: Wikipedia: Sinécdoque
(2) Véanse, por ejemplo, las siguientes citas bíblicas en el Evangelio de Mateo, versículo 4 del capítulo 4 y versículo 11 del capítulo 6.

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